miércoles, 9 de octubre de 2013

Señora


Señora! No me levante la fiera
que ya me desperté.
Gracias.

Eres la segunda mujer
por descendencia, si no por cercanía
con la piel más suave que conozco.
Quien tiene la piel suave
tiene que tener el carácter
un poco agrio para compensar.
No se puede tener todo,
hay que dejarle algo a las guapas.

Cara de pan, hogaza (como dices tú)
calentita recién sacada del horno
de adobe que enciende los ladrillos
de toda la cocina.

Niña inquieta, con la nariz arrugada por esa sonrisa que no te dejaba ver bien.

Ojos graandes: ya lo decía el lobo,
ese que después de rezar a San Antonio hizo que una
de sus fieras se comiera tus corderos.

Mujer rolliza,
que ha pasado toda la vida
buscando un cuerpo que no es el suyo.

Pies fríos, corazón caliente, mano agresiva, cabeza... alegre, agobiada
y ahora más tranquila y algo triste.

No conoces tus sentimientos,
eres una inculta y tus prejuicios te vuelven sorda.
Brazo fuerte y espalda bruta,
herencia de monte, herencia maragata,
voz de escala alta
y pasión de subir montañas.

Te he visto subir pequeña,
arrugarte,
y como el tiempo
hace mella en tus neuronas

Igual es que yo crecí demasiado -en tu regazo.

Eres mi bolita preferida.
La única cara blanca
que me sonríe desde mi altar.

Gracias Mamá!

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